La retina es una estructura compleja que se localiza en el fondo ocular y que es fundamental para la visión en animales. Se considera una estructura neurológica conformada por diez capas que son las responsables de captar los impulsos de luz, transferirlos al cerebro y ser interpretados como visión. Las respuestas químicas con las que inicia el proceso de visión se llevan a cabo en la retina y dependen de tejidos saludables. Cuando existe un desprendimiento de retina, la función visual disminuye o incluso puede perderse por completo.
El desprendimiento de retina puede tener diversas causas como predisposición genética, trauma, complicación post quirúrgica, crecimiento de neoplasias, infecciones, hipertensión sistémica, entre otros.
Independientemente del origen del desprendimiento, el reconocimiento temprano de los signos es vital para la recuperación de la función.
El diagnóstico se realiza con la utilización de equipo especializado como oftalmoscopia indirecta y ultrasonografía ocular.
El tratamiento dependerá del tipo de desprendimiento de retina. Los desprendimientos no regmatógenos pueden ser tratados médicamente atacando el origen, por ejemplo, los desprendimientos de retina derivados de hipertensión arterial pueden resolverse una vez tratada la patología primaria. Los desprendimientos regmatógenos requieren en la mayoría de los casos cirugía de segmento posterior, vitrectomía y retinopexia láser.